BIOGRAFÍA
Ousmane Samassékou es socio de DS Productions en Bamako (Mali). En 2015, completó su primer largometraje documental, Les héritiers de la colline, que ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Agadir. En octubre de 2018, ganó la beca Producer Networks en el Ouaga Producer Lab por su proyecto Tonso. Su largometraje documental, Le dernier refuge participó en la Escuela de Verano del IDFA y en la Academia del IDFA en 2019. También es coproductor del último documental de Aïcha Macky: Zinder (2021).
FILMOGRAFÍA
2021 Le dernier refuge (El último refugio), largometraje documental
2015 Les héritiers de la colline, largometraje documental
COMENTARIO DEL DIRECTOR
Hice esta película como un reflejo de una historia familiar cercana, la de mi tío, que tenía 32 años cuando partió a la gran aventura. Desde entonces, no se ha vuelto a saber de él, dejando a mi familia con inquietudes y preguntas sin resolver. Al principio, quise hacer una película cuestionando la memoria de mi abuela, mis padres y otros miembros de nuestra familia. Durante mi investigación, descubrí la Maison des Migrants en Gao y finalmente decidí ir allí para averiguar lo que sucede en términos de recepción, pero también en términos de recuperación de los migrantes que pasan, se van o regresan. Así que puse mi cámara en la casa de los migrantes para captar historias humanas.
Cuando filmas a personas vulnerables, hay que tener paciencia y ponerse a su nivel. Todas las personas que van a buscar un futuro mejor llevan una o varias cargas. Normalmente no quieren que se les vea a la luz de esa vulnerabilidad. Es responsabilidad del director hacerles comprender el propósito de su trabajo. Desde el momento en que el director es sensible a su realidad y explica que está allí para documentar momentos de una vida que puede informar y sensibilizar, se crea una apertura. La inmigración ha sido a menudo denostada por los medios de comunicación, que tienden a deshumanizar a los inmigrantes.
El desierto es un componente esencial de la película. Desde el punto de vista cinematográfico, el desierto es un componente esencial al ser a la vez poético y salvaje. Permite representar el viaje, la soledad, el dolor, el vagabundeo de estos emigrantes de los que ya no se sabe nada, o muy poco. También es una forma de dar voz a las personas que han pasado por este lugar, así como a todos los demás rastros de vida (animales, huesos, etc.). También quería subrayar el peligro del desierto y las condiciones hostiles en las que se encuentran los emigrantes durante la travesía. El desierto representa en algún lugar el obstáculo que hay que superar para llegar a la meta final.