COMENTARIOS DEL DIRECTOR

Ady es un chico joven y mestizo. Francia es su país, pero Ady tiene ese color de piel oscuro, ese color que le viene de su padre. Pero, ¿de dónde viene, más profundamente? WALLAY sigue la búsqueda de la identidad que Ady, le guste o no, tendrá que emprender. Me interesa ese momento en el que el camino se desvía, en el que la vida de uno puede dar un vuelco. A través del viaje de iniciación del adolescente, el espectador reconocerá la búsqueda de la identidad a la que todo el mundo se enfrenta en algún momento de su vida. Saber de dónde venimos, conocer los elementos que nos componen y conciliarlos, si es necesario, para vivir mejor nuestro presente.

Ady es múltiple, y WALLAY muestra la diversidad como una gran riqueza, como fuente de desarrollo y de mayor entendimiento entre los pueblos. En el mundo, y en particular en Francia, el comunitarismo crece cada día, y la película no pretende contraponer las dos culturas del personaje. No es cuestión de comparar. Por el contrario, Ady se dará cuenta de que no existe un lugar ideal, que lo importante es simplemente saber de dónde venimos realmente. La película sigue el progreso del personaje en su reconciliación, en la forma en que se asegura de dejar de ser un extraño en cualquier lugar.

WALLAY es una comedia dramática, en la que Ady cuestionará sus conocimientos, sus certezas, para aceptar las costumbres enterradas en él y vislumbrar su capacidad de inmiscuirse en una sociedad de la que ya formaba parte sin saberlo. La iluminación, la revelación, la aceptación de su mestizaje, permitirán a Ady existir como es y crecer. WALLAY es esta historia. La historia de un joven mestizo francés que se pierde en Burkina para saber quién es.