DECLARACIONES DEL DIRECTOR

Nací en Madagascar en los años ochenta. Conozco desde dentro esta arraigada sensación de impotencia. He trabajado como asistente social en prisiones durante varios años y he sido testigo de la ira que puede surgir de la desesperación. ¿Cómo captar este sentimiento de impotencia, verlo tal como es y construir una película malgache verdaderamente política en torno a él? Ahí reside la esencia de Disco Afrika: Una historia malgache. No pretendía representar el mundo de la política como un gran concepto, como un proceso abstracto lleno de gloriosos levantamientos y poderosas imágenes. Pretendía relatar modestamente el surgimiento de un despertar político en el corazón de un individuo. Quería contar la historia de un joven minero de dieciocho años, Kwame, y el viaje desde un estado inicial de sufrimiento a finalmente decir «no» con la cabeza bien alta. Lo que me gusta de este personaje es su propia fragilidad, sus defectos, sus dudas.
Una búsqueda que espero proseguir a través de esta película es que no podemos renunciar a nuestro deseo de un mundo más justo. Cada día que pasa nos enteramos de más catástrofes y desigualdades que asolan nuestro planeta. Armados con esta evidencia, ya no podemos quedarnos quietos y esperar. Creo que el cine y la narración de historias alimentan mis ganas de actuar y contribuir a mi manera en la lucha contra lo que parece inevitable.
Por último, con esta película espero devolver a mi país parte de su orgullo compartiendo una historia que es la nuestra. Creo que el cine africano y malgache tiene un papel que desempeñar en la exposición de nuestra visión del mundo, para enriquecer aún más su diversidad.