BIOGRAFÍA
Muhannad Lamin es un director, montador y productor libio afincado en Túnez. Se licenció en dirección y guion en el Instituto de Arte de Trípoli. Sus cortometrajes se han proyectado en festivales de cine como el Festival Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand, Locarno y Rhode Island. Como cofundador de Khayal Productions, Muhannad ha producido cortos documentales y series en línea para plataformas como VICE, GREAT BIG STORY y M&C Saatchi. Sus contenidos invitan a la reflexión y ofrecen perspectivas únicas sobre temas diversos. Donga es su primer largometraje documental como director y montador. Donga es estreno nacional en AFRIKALDIA.
DECLARACIONES DEL DIRECTOR
En 2011, Ali, un viejo amigo de la familia, se puso en contacto conmigo y me entregó un disco duro lleno de cientos de horas de imágenes que él y su amigo Donga habían grabado durante los ocho meses que duró la revolución. Contenía imágenes de mis amigos, vecinos y compañeros de colegio empuñando AK 47, montados en tanques y disparando cañones antiaéreos. Al ver la destrucción de la ciudad en la que crecí, los cuerpos quemados y las escenas editadas de los «mártires» siendo entregados a sus familias, desconecté el disco duro y lo guardé para no volver a abrirlo.
El estilo de filmación de Donga y la textura de su metraje es un elemento importante que muestra no sólo la progresión del tiempo sino también el desarrollo del personaje como cámara. Su estilo cambia del entusiasta joven de 19 años lleno de energía que mantiene los ideales de la generación sublevada al sobrio joven de 28 años que ha vivido un conflicto de casi una década. Su trabajo de cámara se vuelve un poco más estable, y sus movimientos más calculados pero aún así mantiene su sed de adrenalina hasta el momento de la herida donde todo se detiene.
Esta película es una oportunidad para que Donga entregue las imágenes por cuya grabación arriesgó su vida, y para que yo explore la amarga realidad de los acontecimientos que siguen conformando la vida cotidiana de Libia. También es la historia de Donga, que se ha quedado con cientos de horas de imágenes de un momento de cambio esperanzador que se ha convertido en una pesadilla de una década. Su secuela es similar a la de la nación: desgarrada, cansada y sin rumbo, pero aún esperanzada.