DECLARACIONES DEL DIRECTOR

Cuando veo a los africanos representados por Occidente, siempre es como víctimas. Pero eso no es lo que vi en mi familia: aunque tuvieran que enfrentarse a situaciones difíciles, no eran víctimas. Eran alegres y fuertes, y querían hacer cosas, compartir cosas. Mi objetivo cuando empecé a hacer cine era devolver el poder a esas personas, el poder de contar realmente sus historias.

No quería contar la historia de Pierrette como lo haría Occidente, sino como la vivimos nosotros. Cuando la vida es especialmente difícil, Pierrette se toma una cerveza y baila. Yo hago lo mismo. Quería mostrar al personaje en el contexto de mi realidad. La pobreza es mi realidad. Lo importante y diferente es la forma en que la filmo y la represento. No me avergüenzo de mi realidad: crecí en el mismo barrio que Pierrette. No quiero organizar una nueva realidad para mostrar imágenes «positivas» de África. Es una imagen positiva, porque yo la he asumido y representado. Enmarco mi realidad como yo la veo, no como Occidente quiere que sea.

El aspecto documental es la vida de Pierrette, mientras que el hilo político de la película es ficción. Mi cine es político, y quería mostrar que hay algo más en la situación de Pierrette -el hecho de que no tenga dinero, de que su marido sea irresponsable- que está relacionado con el neocolonialismo en Camerún que no es del todo visible, pero que está ahí. La ficción me ayudó a señalarlo. Pero no quería que la ficción restara poder a la vida de Pierrette, que se impusiera al cine que ya está en la vida de la gente. Ése es el equilibrio.