DECLARACIONES DEL DIRECTOR

No sabemos por qué nos gusta una profesión o una forma de expresarnos en la vida. Recuerdo que en la época posterior a la independencia, cuando apareció la televisión y sólo se emitía una vez a la semana, también había una de Suazilandia, y la transmisión era muy granulada, con una calidad pésima. Llegaba a casa y me encontraba a mi padre viendo la televisión. Lo peor era que no hablaba inglés, pero había algo en su fascinación por las imágenes que creo que heredé. Esta manera de mirar las imágenes y de intentar identificar su contenido psicológico, emocional y físico, que es la función del cine para mí.
Hay un recuerdo que me parece interesante, e incluso lo escribí en un guion para una película. Vivíamos en Inhambane e íbamos al cine Tofo los domingos por la tarde a ver películas de acción de vaqueros. Cuando empezaba la película, me ponía tenso, mis funciones orgánicas dejaban de funcionar e iba al baño a vomitar. Sucedió varias veces, y sólo más tarde me di cuenta de que era a causa del cine. Así que no puedes explicar por qué te gusta algo.

Para que el cine de Mozambique explote necesitamos dinero y conocimientos, porque hemos invertido mucho en educación en los últimos años, pero tenemos que pensar qué es la educación. Ni siquiera es el problema de la escritura, sino del rigor. ¿Es más importante tener técnicos que invertir en la formación de creadores? Existe la idea de que Mozambique es un país creativo y que no hace falta estudiar para eso. Pero eso es falso. De las historias increíbles que tiene el país al documento, hay un proceso, un largo camino por recorrer y se necesita conocimiento, competencia y trabajo «de casa». Es la universidad la que tiene que hacer este camino.