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Me vi atraída por este tema al observer mi entorno ya que estoy  profundamente interesada por el viaje de nuestras mentes, al que se unía mi experiencia en un entorno de consultoría de alta presión. Al embarcarme en una historia, me atrae inicialmente el personaje que dirige hacia dónde va la historia. En particular, siento empatía por el hecho de que los problemas de salud mental son endémicos en nuestra sociedad y entre un determinado grupo demográfico masculino. Culturalmente, a menudo se estigmatiza o no se habla de ello, lo que agrava aún más los problemas.

El arte y su poder para reflejar nuestros pensamientos es uno de los temas de la película: nuestro protagonista, Folarin, se pierde a menudo en las imágenes de otro mundo, un lugar al que «quiere ser transportado», adonde huir, y el arte lo consigue al ofrecer un reflejo de aquello que no somos capaces de expresar. El arte siempre ha formado el tapiz natural de nuestra cultura y nuestro modo de vida. Tanto el director como yo esperábamos utilizar esta forma artística para transmitir no sólo su belleza visual, sino su capacidad para contar la misma historia desde otro ángulo.

Al escribir Over The Bridge, descubrí que mis experiencias personales en un mundo físico y espiritual encontraban su lugar en la narración de esta historia con la vida/mundo alternativo en el que se encontraba el personaje principal. Al igual que el arte se utiliza como motivo de reflexión, también lo exploré a través de la naturaleza y la materia, y posteriormente con los temas del agua y el puente: estos paralelismos se convirtieron en referencias naturales en el guion y en una paleta a partir de la cual construíamos.